Cesáreo Jarabo Jordán
www.pensamientohispanico.com
En la 2 de TVE se celebró un debate sobre el asesinato de neonatos el pasado día 25 de Enero.Cosa rara, resultó moderadamente interesante porque tuvieron el gran detalle de llevar al debate a tres personas manifiestamente contrarias al asesinato.También defendían el crimen otras tres personas, dos de ellas ya conocidas por sus actividades legales genocidas, y una tercera, miembro de un pseudo clandestino grupo autodenominado católico.Una de las defensoras del aborto, que curiosamente se llama Virtudes (no es broma, no se llama Vicios, sino Virtudes) se limitó a boicotear las explicaciones vertidas por el señor Conrado Jiménez, quién destacó los problemas mentales que el aborto acarrea a las mujeres que abortan, la falta de libertad y de amor y el exceso de miedo, al tiempo que denunciaba que en los denominados “servicios sociales”, por cierto pagados por todos los españoles, se incita al asesinato de neonatos.
Otro de los partidarios del genocidio, implicado en una clínica abortista, Pedro Enguix, mintió sin rubor al afirmar que el aborto es un servicio social y que “gracias” a sus prácticas han alcanzado el 0% de muerte en mujeres como consecuencia del aborto, extremo que fue rebatido por la señora Dador Joya, quién indicó que la mortandad de mujeres que aborta está en relación 3 a 1 con relación a los partos.
La representante del grupo clandestino “católico”, Paloma Alfonso, se limitó a repetir conceptos manidos sobre la culpabilización a las mujeres y sobre el reparto de preservativos, situándose en el mismo lugar que los grupos abortistas, defendiendo las mismas premisas de aquellos que en los años treinta protagonizaron otro genocidio con la persecución del cristianismo en España, también en esa ocasión con la anuencia del Estado.
Juan Manuel de Prada, por su parte, destacó que se usa al feto como propiedad de la embarazada, cuando eso no es sino una falacia, una proclamación del derecho a la propiedad sobre las personas.
Finalmente se destacaron unos datos alarmantes:
• El 95% de los asesinatos de fetos se cometen por “la salud de la embarazada”
• El aborto es gratis en la Seguridad Social, mientras a las familias numerosas se las persigue fiscalmente.
• En el mundo se asesina anualmente a 1 MM de niños neonatos, y en España, a 85.000.
• España se ha convertido en el paraíso del aborto, donde acuden de Europa a practicar éste asesinato.
• Las mujeres que abortan, por lo general (aquellas que son mínimamente normales) lamentan haber ajusticiado a su hijo, y afirman que “el después es trágico. Ya no vuelve la tranquilidad”
• En gran medida, los abortos son consecuencia de malos tratos y del trabajo de la mujer fuera de casa.
Cada uno de estos aspectos es merecedor de un análisis exhaustivo, y la conclusión es que vivimos en una sociedad que ha perdido el norte.Y la emisión de un programa de éstas características es también para análisis, porque llama la atención que tras 21 años de haberse legalizado el crimen intrauterino en España sea la primera ocasión que se trata con algunos visos de libertad.
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En la 2 de TVE se celebró un debate sobre el asesinato de neonatos el pasado día 25 de Enero.Cosa rara, resultó moderadamente interesante porque tuvieron el gran detalle de llevar al debate a tres personas manifiestamente contrarias al asesinato.También defendían el crimen otras tres personas, dos de ellas ya conocidas por sus actividades legales genocidas, y una tercera, miembro de un pseudo clandestino grupo autodenominado católico.Una de las defensoras del aborto, que curiosamente se llama Virtudes (no es broma, no se llama Vicios, sino Virtudes) se limitó a boicotear las explicaciones vertidas por el señor Conrado Jiménez, quién destacó los problemas mentales que el aborto acarrea a las mujeres que abortan, la falta de libertad y de amor y el exceso de miedo, al tiempo que denunciaba que en los denominados “servicios sociales”, por cierto pagados por todos los españoles, se incita al asesinato de neonatos.
Otro de los partidarios del genocidio, implicado en una clínica abortista, Pedro Enguix, mintió sin rubor al afirmar que el aborto es un servicio social y que “gracias” a sus prácticas han alcanzado el 0% de muerte en mujeres como consecuencia del aborto, extremo que fue rebatido por la señora Dador Joya, quién indicó que la mortandad de mujeres que aborta está en relación 3 a 1 con relación a los partos.
La representante del grupo clandestino “católico”, Paloma Alfonso, se limitó a repetir conceptos manidos sobre la culpabilización a las mujeres y sobre el reparto de preservativos, situándose en el mismo lugar que los grupos abortistas, defendiendo las mismas premisas de aquellos que en los años treinta protagonizaron otro genocidio con la persecución del cristianismo en España, también en esa ocasión con la anuencia del Estado.
Juan Manuel de Prada, por su parte, destacó que se usa al feto como propiedad de la embarazada, cuando eso no es sino una falacia, una proclamación del derecho a la propiedad sobre las personas.
Finalmente se destacaron unos datos alarmantes:
• El 95% de los asesinatos de fetos se cometen por “la salud de la embarazada”
• El aborto es gratis en la Seguridad Social, mientras a las familias numerosas se las persigue fiscalmente.
• En el mundo se asesina anualmente a 1 MM de niños neonatos, y en España, a 85.000.
• España se ha convertido en el paraíso del aborto, donde acuden de Europa a practicar éste asesinato.
• Las mujeres que abortan, por lo general (aquellas que son mínimamente normales) lamentan haber ajusticiado a su hijo, y afirman que “el después es trágico. Ya no vuelve la tranquilidad”
• En gran medida, los abortos son consecuencia de malos tratos y del trabajo de la mujer fuera de casa.
Cada uno de estos aspectos es merecedor de un análisis exhaustivo, y la conclusión es que vivimos en una sociedad que ha perdido el norte.Y la emisión de un programa de éstas características es también para análisis, porque llama la atención que tras 21 años de haberse legalizado el crimen intrauterino en España sea la primera ocasión que se trata con algunos visos de libertad.
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