sábado, enero 28, 2006

UN CAMBIO NECESARIO


Antonio Barreda Alcobet.
Geógrafo.
Delegado sindical UGT Consejería de Salud-SAS.
Presidente Comité de Empresa Consejería de Salud-SAS.
Miembro de Andaluces por el cambio
www.andalucesporelcambio.blogspot.com

Tras veinticinco años de gobierno socialista el modelo aplicado a Andalucía está agotado en todos los campos y nos encontramos ante lo que, en términos filosóficos, sería un devenir que pide un cambio necesario y lógico por el bien de la región.

El gobierno andaluz no ha sabido o no ha querido corregir la distribución de la renta y la riqueza en Andalucía, y ha provocado con su gestión que exista una pobreza del 31,1 % de los andaluces y andaluzas, ¡un tercio de la población!.

Esta realidad es especialmente grave cuando se nos vende constantemente la Andalucía de la “Segunda Modernización” o la “Andalucía Imparable”. Le aconsejaría a nuestro Gobierno regional que se parara a escuchar a las empleadas de hogar, a todos los que tienen un contrato por horas y dónde está su umbral de renta, a los trabajadores del campo, a las familias monoparentales, a las viudas andaluzas y a tantos colectivos olvidados para los que el día a día es verdaderamente dramático.

Aún tenemos fresca en nuestra memoria la propuesta realizada por los responsables del PSOE sobre las pagas a las amas de casa y cómo éstas salían del mismo núcleo familiar redistribuyendo la renta de la unidad familiar.

Pero la realidad es tozuda y, frente a tanto pronunciamiento demagógico, muchas familias andaluzas no pueden pagarse siquiera una semana de vacaciones por falta de liquidez, simplemente porque no se lo pueden permitir. Sin embargo, la política de la Consejería de Turismo obvia a los andaluces y discrimina en función de la renta.

Andalucía registró en 2.005 un dato demoledor: de los 3.977.523 contratos realizados en esta comunidad, 172.024 fueron indefinidos y 3.805.499 temporales, lo cual nos habla de la altísima temporalidad y precariedad en el empleo en la región, un 95,68 %. Estos datos evidencian que todos los planes y las inmensas inversiones de dinero público que durante años han sido realizadas por la Junta de Andalucía en las diversas políticas y planes de empleo no han conseguido ninguno de sus objetivos.

Los que tenemos memoria recordamos aún el enorme fracaso de la Reforma Agraria de Manaute, que no dejaba de ser una tímida mejora de la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, o cuando José Rodríguez de la Borbolla, presidente de la Junta de Andalucía, nos vendía a todos los andaluces y andaluzas aquello del Silicon Valley sobre lo que iba a ser la Expo’92: mejor darse un paseo por los terrenos de la Cartuja y ver en qué se ha convertido.

También recordamos cuando en la misma década de los ochenta del siglo pasado se impulsó la comarcalización de Andalucía sobre la base de que las Diputaciones Provinciales eran entes caducos e irresolutivos, pero desgraciadamente no fueron más allá de la Teoría de los Lugares Centrales de Christaller.

Con los cambios electorales que ello supondría, el poder político perdería prerrogativas y, por ello, la comarcalización fue desactivada por la Junta de Andalucía para potenciar las Diputaciones Provinciales como instrumento de control político y promover las mancomunidades de municipios para “compartir servicios”.

La Junta de Andalucía también ha olvidado las conexiones Norte-Sur en toda la comunidad, sin inversiones en infraestructuras ni en mejora de comunicaciones, abandonándolas a su suerte. La Bahía de Cádiz, con la mayor tasa de paro de toda Europa, soporta aún una autopista de pago como un dogal sobre ella. La falta de inversiones reales en infraestructuras por parte de la Junta de Andalucía provoca el colapso de todas y cada una de las capitales andaluzas, dando, además, de manera consciente, la espalda al transporte ferroviario en Andalucía.

En referencia a la política financiera, se pretendió la creación de la llamada Caja única en Andalucía con sede en Málaga (Unicaja), lo que provocó la rebelión en las cajas sevillanas y en la cordobesa (Cajasur), que además decidió no someterse a la Ley de Cajas de Andalucía, procesos todos de los que conocemos su principio pero no su final.

Al mismo tiempo, la Caixa tomaba posiciones claras en el sistema financiero andaluz con la compra del Banco de Granada y una expansión sin precedentes en Andalucía ante la dejadez de nuestro gobierno autonómico.

También recordamos al antiguo IFA y los enormes recursos empleados en la política de inyectar dinero sobre las empresas en crisis que en muchos casos fueron insalvables, dejando de lado en muchas ocasiones la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo.

Tenemos el caso de los Astilleros andaluces, subastados en lotes después de su encarnizada defensa con pancartas, y el de la Consejería de Economía y Hacienda, que durante años sólo ha impulsado estudios y ha dejado a la deriva la política económica andaluza.

Ahora nos plantean una Andalucía de la “neteconomía”, de las ideas, pero sobre una base y unos cimientos de papel, porque no hemos pasado por las fases ni tenemos las estructuras de los países más avanzados para estar en la Segunda Modernización que nos pretende hacer creer el gobierno andaluz.

Son tantas y tantas cosas las que han ocurrido en la región durante veinticinco años que obligadamente necesitaríamos muchas más líneas. Es por todo ello que a todos los que formamos la plataforma de “Andaluces por el cambio” nos definiría una estrofa de un verso de Pablo Neruda de su obra Canto General: “Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta”.

No hay comentarios: