LA VANGUARDIA
16/01/2006
Catalunya, que tiene en las asambleas de pau i treva (paz y tregua) del siglo XI uno de los antecedentes de su parlamentarismo, no puede ni debe dejar pasar por alto los episodios de violencia e incivismo. Es el caso, por ejemplo, de la treintena de jóvenes independentistas que la noche del viernes recibió con una lluvia de huevos, gritos e insultos al secretario general del grupo parlamentario del PP en el Congreso, Jorge Fernández Díaz, cuando se disponía a pronunciar una conferencia sobre el proyecto de nuevo Estatut en Vilafranca del Penedès.
No es la primera vez en los últimos tiempos que dirigentes y sedes del Partit Popular de Catalunya (PPC) son objeto de ese tipo de acciones. Jorge Fernández se preguntó qué está pasando en Catalunya para que grupos de jóvenes nacidos en plena democracia y autonomía actúen así contra miembros de un partido democrático que representa a más de 600.000 votantes. Es una pregunta que exige una respuesta firme de los políticos, los medios y el conjunto de la sociedad catalana. Y no sólo porque el PPC represente a centenares de miles de catalanes, sino porque la libertad es siempre la libertad del que piensa diferente. Aunque fuera la de un solo ciudadano.
No es la primera vez en los últimos tiempos que dirigentes y sedes del Partit Popular de Catalunya (PPC) son objeto de ese tipo de acciones. Jorge Fernández se preguntó qué está pasando en Catalunya para que grupos de jóvenes nacidos en plena democracia y autonomía actúen así contra miembros de un partido democrático que representa a más de 600.000 votantes. Es una pregunta que exige una respuesta firme de los políticos, los medios y el conjunto de la sociedad catalana. Y no sólo porque el PPC represente a centenares de miles de catalanes, sino porque la libertad es siempre la libertad del que piensa diferente. Aunque fuera la de un solo ciudadano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario