Bárbaros…las ideas no se matan

Un decreto de necesidad y urgencia, como los miles que acostumbra a firmar el Señor Kirchner, en este caso particular, un secreto celosamente guardado por el término de seis meses, vio la luz en el Boletín Oficial, sin contar con la completa transcripción del mismo.

Bajo el número 1086 se institucionalizó la total censura de los medios de comunicación habidos y por haber, que en este postmodernismo K, incluye a los de Internet.

Con una redacción abundante en eufemismos, se legalizó el fin de la libre expresión, práctica diaria del régimen totalitario desde sus comienzos, que al parecer ahora atañe todo lo que sugiera "discriminación", fundamentalmente dirigido al Jefe del Ejecutivo y a su séquito, o que no se encuentre en concordancia con estos.

Esta barbarie cometida en desmedro de un derecho constitucional de la ciudadanía, refleja la intolerancia perversa de un hombre con alteraciones psicopáticas y personalidad negativa, que no le permite asumir que existen diferencias de opinión, que se construye a partir de la crítica y que es beneficioso aprender de los propios errores.

Por más que se intente coartar la libre expresión, nunca se podrá borrar los pensamientos, matar las ideas y adueñarse de las mentes, las que seguirán funcionando de acuerdo a sus convicciones.

Esta nueva vejación a los derechos constitucionales, demuestra el menoscabo del Señor Kirchner para con sus conciudadanos, privándolos cada vez más de los beneficios de la democracia, que luego de tantos avatares creyeron haber conseguido.

Ante el grave hecho consumado y el peligro inminente en el incremento a las agresiones a quienes discrepen con la ideología del Primer Mandatario, solo una oposición unida y valiente que haga oír la verdad, denuncie y no calle, acompañando a un periodismo independiente, que ha sido desde hace tiempo víctima de las embestidas, ultrajes y bajezas, por parte del régimen, se impedirá que Argentina se transforme en la nueva Cuba del Cono Sur.