jueves, mayo 04, 2006

Nuestro hombre en La Paz


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Pues dice Evo Morales que qué se han creído estos gringos, que el petróleo de Bolivia es para los bolivianos y por eso ha firmado un decreto nacionalizando los hidrocarburos. Pensábamos los más ingenuos que esas cosas ya no sucedían, que eran cosa de los libros de Historia del siglo pasado, pero, qué va, siguen sucediendo, y con bananero brío, en este mundo que avanza alegre y confiado hacia la paz perpetua y la alianza universal de civilizaciones.

Los accionistas de Repsol, en particular, no andan muy contentos que se diga, pero todos estamos mucho más aliviados desde que nuestro presidente Rodríguez ha tomado cartas en el asunto para decirnos que no pasa nada, que es un "problema puntual" y que Morales sigue siendo, pese a todo, un buen chico al que hay que saber entender, y que, después de todo, ya había avisado y que el que avisa no es traidor, y que tranquilo, Evo, que no pasa nada, tú a lo tuyo, aunque sea lo de nuestras empresas. Además, todo está bajo control porque Chávez, ese espejo de demócratas, ha dicho que él en persona se encarga de mediar en el asunto, que de petróleo él sabe mucho y más que quiere saber. Ya sabemos todos lo bien que se zanjan los asuntos al modo bolivariano, y si no que se lo pregunten a los españoles residentes en Venezuela a los que les están zanjando sus propiedades.

Pero es que así son los amigos de Zetapé, díscolos, inquietos, pero, a la postre, auténticos modelos para todo gobernante que se precie de progresista. Zetapé mismo tiene mucho que aprender de ellos y, de hecho, ya lo está haciendo, por ejemplo, al ponerse un jersey de rayas con la multi-opada Endesa. Sin embargo, esos burócratas de Bruselas, que carecen de la fina sensibilidad de los demócratas avanzados, no han sabido entenderlo y amenazan con sancionar al gobierno de España por sus zancadillas a la libre competencia. Serán retrógrados...

Da gusto esta política exterior. Gracias al buen hacer de Zetapé y Moratinos, España ya no tiene enemigos. De hecho, España ni siquiera los necesita con amigos como Evo, Chávez o Castro, nuestros hombres en La Paz, Caracas y La Habana. Antes nos regíamos por el atlantismo, pero ahora, con Zetapé, lo que se lleva es el "talantismo", esa nueva forma de entender las relaciones internacionales gracias a la cual en Europa regalamos fondos comunitarios y en el resto del mundo, activos de empresas españolas. Pasen, que es gratis.

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