viernes, mayo 12, 2006

Libertad contagiosa


Por Rafael L. Bardají     
(Publicado en ABC, 12 de mayo de 2006)     


«La libertad es un arma de construcción masiva», dijo Natan Sharansky, ex ministro de Ariel Sharon y ex prisionero del Gulag soviético, durante la presentación de la edición española de su libro, «Alegato por la democracia», publicado por Gota a Gota, la editorial de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), el pasado miércoles en Madrid. Sólo la libertad otorga pleno sentido a la dignidad humana y en su ausencia es el miedo lo que se instala en la sociedad y en el individuo. Nadie se atreve a decir lo que piensa, y muchos ni a pensar.


Es cierto que no se puede obligar a nadie por la fuerza a amar la democracia, pero no es menos cierto que sí se puede, mediante la fuerza, acabar con las tiranías. «Alegato por la democracia» es un buen recordatorio de por qué la estabilidad que prometen los dictadores es una falsa seguridad. No es posible ser un déspota brutal hacia el interior y no actuar como un depredador sin escrúpulos hacia los vecinos y el resto del mundo. De ahí la importancia de promover la democracia.

Precisamente por ello, y a instancia del presidente estadounidense, George W. Bush, la Organización de las Naciones Unidas ha puesto en pie un fondo destinado al fortalecimiento de las instituciones democráticas en todo el mundo. Los datos hechos públicos por la propia ONU sobre la participación y contribución de sus miembros a este fondo no dejan de ser tan curiosos como reveladores: de los algo más de 32 millones de dólares aportados hasta la fecha, 10 han sido cedidos por los Estados Unidos, otros 10 por la India, 7 por Australia y 2 por Qatar.

Las democracias más antiguas del mundo, las europeas, se han mostrado mucho más cicateras: Alemania poco más de millón y medio de dólares, ni siquiera euros; el Reino Unido 600.000; Francia 588.000. Muchos centroeuropeos han realizado aportaciones más modestas, pero significativas a tenor de sus economías.

El Gobierno de Rodríguez Zapatero estaba negociando con los norteamericanos una posible aportación de un millón de dólares a cambio de que Washington diera su apoyo a la llamada Alianza de Civilizaciones.

A tenor de los datos ahora conocidos, las negociaciones deben seguir abiertas porque nuestra nación no consta entre los principales contribuyentes. No es de extrañar. La izquierda hace tiempo que renunció a portar la bandera de la libertad.

Si por el actual gobierno fuera, el dictador iraquí Sadam Husein podría continuar enterrando en fosas comunes a miles de sus súbditos con total impunidad. Tan contento como está, dicho sea de paso, con que los ayatolás de Teherán aterroricen a las mujeres iraníes.

No hay comentarios: