martes, mayo 16, 2006

Evo se burla de nuevo


Por Florentino Portero     
(Publicado en ABC, 16 de mayo de 2006)     


La formación de un eje populista en América Latina -con Castro, Chávez y Morales- pone de evidencia la ruptura de un modelo de política socialista que ha predominado durante la última década.

El viejo dictador cubano ha roto el aislamiento al que le tenían condenado en el tramo final de su vida, presentándose como el estandarte que nunca cedió, aún a costa de condenar a su pueblo a la miseria y a la esclavitud. Con Chávez está dispuesto a dar un paso más, arruinando al continente, o a la parte que se deje. En Venezuela ya han conseguido lo previsible: a mayores ingresos del estado por el alza del precio de los hidrocarburos, menor es el nivel de vida.

La izquierda moderada, responsable, aquélla que ha aprendido las lecciones del pasado, se encuentra ahora arrinconada ante el empuje de la demagogia populista, bien nutrida de petrodólares bolivarianos.

Morales ha humillado a España asaltando las oficinas de nuestras empresas y confiscando sus propiedades. El argumento de la nacionalización es inaceptable. Cualquier país puede considerar asumir la plena propiedad de sus recursos energéticos, pero eso requiere un proceso en el que se den satisfacción a los intereses de las partes. En ningún caso podemos admitir la ocupación de nuestros bienes por parte de fuerzas militares, sin que haya habido las lógicas y previsibles negociaciones.

También en Europa tenemos dos izquierdas. La que cree en la defensa de los intereses nacionales y que, por lo tanto, exige el respeto a la seguridad jurídica y la que antepone sus prejuicios ideológicos a cualquier otra razón. En España disfrutamos de esta segunda, de ahí que cedamos con tanta naturalidad a las presiones de Marruecos en la cuestión del Sáhara y en las que lleguen después; del islamismo, con una Alianza de Civilizaciones que no es otra cosa que una rendición por adelantado; de París y Berlín, también llamados el “corazón de Europa”, cuando de votos y dineros se trata; de Chávez y sus maniobras petroleras, o de un aimara que representa una nueva izquierda indigenista. Pero, si está dispuesta a ceder ante un grupo terrorista español ¿por qué no hacerlo ante chantajes que nos llegan del exterior?

La prensa gubernamental nos anunció que ya se había restablecido un entendimiento con el gobierno de Morales y, mientras el carismático dirigente boliviano alegraba el día a unos cuantos eurodiputados añorantes de vivencias revolucionarias, su número dos amenazaba directamente al BBVA por no rendirse y entregar sus bienes. Ese es el respeto que merecemos, porque no exigimos otra cosa. A mayores concesiones, mayores serán las demandas. Tras el atropello de la noche de autos, Morales en vez de pedir perdón nos criticó por no haber condonado la deuda y doblado la ayuda. ¿Qué nos espera mañana?

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