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El pacto Zapatero-Mas es muy simple: el partido que obtenga más escaños, que no más votos, en el Parlament, ocupará el Palacio de Sant Jordi. El problema es que tanto Artur Mas como el ministro de Industria no se conforman con ser “conseller en cap”: sólo aceptan la Presidencia de Cataluña. Montilla abandonará el gabinete Zapatero para las elecciones de octubre, y en principio sería sustituido por otro catalán: David Vegara. Durán Lleida anhela que Mas consiga la Presidencia y él pueda convertirse en ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España. A todo esto, sólo hay una persona que no sabe que Pasqual Maragall está muerto políticamente: Pasqual Maragall
Ocurrió durante la mañana del miércoles 17, desayuno informativo organizado por Europa Press con Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Cataluña, organizador del próximo referéndum sobre el Estatut , de la convocatoria anticipada de elecciones (finales de septiembre, primeros de octubre) y de la doble remodelación del Gobierno autónomo en un periodo de quince días. Días de mucho, vísperas de nada. Así, alguien, ingenuo o sarcástico, no lo sabemos, le preguntó al todavía presidente de la Generalitat: “¿Deja usted abierta la vuelta de ERC a un Gobierno de la catalán después de las elecciones autonómicas?”. A lo que el presidente catalán respondió con el socorrido “Hoy no toca”.
Algo muy cierto. De hecho, no le tocará a él. Veamos: Pasqual Maragall no va a repetir, en ningún caso, como candidato de los socialistas catalanes (PSC) a la Generalitat. El candidato, como ya insinuara Miquel Iceta, será el actual ministro de Industria del Gobierno Zapatero, secretario general del PSC y eternamente enfrentado a Maragall, José Montilla.
El calendario está clar Tras el referéndum de junio sobre el Estatut –sólo para catalanes- vendrá las elecciones anticipadas en Cataluña, a finales de septiembre o primeros de octubre. Allí se enfrentarán Montilla por el PSC y Artur Mas, por los nacionalismos moderados de CiU. Ahora bien, todo con un guión escrito, con el guión del pacto Zapatero-Mas. El pacto consiste en lo siguiente: el PSOE abandona a ERC y cambia de aliado, lo cambia por CiU que, al igual que los hombres de Carod, le apoyarán, tanto en Cataluña como en Madrid. Para ello, el PSC elegiría como candidato a Montilla, y jubilaría a Maragall. Éste asegura a sus íntimos que todavía tiene bazas que jugar y que cuenta con el apoyo de Zapatero para repetir como candidato. En breve plazo sabrá cuánto valen las promesas de Zapatero.
No sólo eso. CiU entraría en el Gobierno español, con dos o tres carteras y, desde luego, una de ellas seria la de Asuntos Exteriores, que recaería en Josep Antoni Durán i Lleida.
En Cataluña, PSOE y CiU gobernarían en coalición y sería presidente el que obtuviera más escaños (hasta ahora siempre ha sido CiU, mientras el PSC le ganaba en número de votos) en el Parlament. El otro se quedaría como Conseller en Cap.
Con ligerísimas variaciones, se está cumpliendo el guión anunciado por Hispanidad (edición del 18 de octubre) nada menos que hace 8 meses. Un Zapatero empeñado en aislar al PP y en prescindir de los montaraces independentistas de Carod, que tantos votos le estaban quitando en el resto de España, y una Mas que tenía al nacionalismo moderado de CiU en estado catatónico y que necesitaba resucitar y volver a controlar la Generalitat.
Pero aquí comienza el problema. Ni Montilla ni Mas aceptan ser segundos: sólo se conforman con la Presidencia. Si Mas no la consigue, presumiblemente no permitirá a Durán Lleida –como no se lo permitió Jordi Pujol con Aznar- entrar en el Gobierno de España. Si Mas se hace con la Presidencia de la Generalitat, Montilla pediría su reingreso en Madrid como ministro de no se sabe qué, dado que David Vegara, actual secretario de Estado de Economía, ya habría ocupado su puesto.
Este es el duelo : Mientras Montilla asegura que será presidente o no será, Zapatero ya le ha prometido ese cargo, elecciones por medio, a Artur Mas. El duelo se presume precioso.
Eso sí, Zapatero le ha prometido la Presidencia de la Generalitat a Artur Mas pero también le ha prometido a Montilla que, si pierde, siempre tendrá abiertas las puertas del Gobierno madrileño. Es una cuestión peliaguda, dado que no es tan fácil remodelar el Gobierno. Ahora bien, estamos hablando de una posible vuelta de Montilla a Madrid en febrero de 2007, así en la recta final para las próximas elecciones generales. Y, con tal de contar con CiU como aliado permanente, pacto de sangre que aislará definitivamente al Partido Popular, Zapatero está dispuesto a darle a Mas lo que le pida.
Con todo ello, se vivirá una curiosa situación: cuando se celebren las elecciones catalanas, el líder del PSOE, el Presidente Zapatero, estará deseando que los suyos, el PSC, obtenga un buen resultado… pero aún deseará más que gane CiU.
El pacto Zapatero-Mas es muy simple: el partido que obtenga más escaños, que no más votos, en el Parlament, ocupará el Palacio de Sant Jordi. El problema es que tanto Artur Mas como el ministro de Industria no se conforman con ser “conseller en cap”: sólo aceptan la Presidencia de Cataluña. Montilla abandonará el gabinete Zapatero para las elecciones de octubre, y en principio sería sustituido por otro catalán: David Vegara. Durán Lleida anhela que Mas consiga la Presidencia y él pueda convertirse en ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España. A todo esto, sólo hay una persona que no sabe que Pasqual Maragall está muerto políticamente: Pasqual Maragall
Ocurrió durante la mañana del miércoles 17, desayuno informativo organizado por Europa Press con Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Cataluña, organizador del próximo referéndum sobre el Estatut , de la convocatoria anticipada de elecciones (finales de septiembre, primeros de octubre) y de la doble remodelación del Gobierno autónomo en un periodo de quince días. Días de mucho, vísperas de nada. Así, alguien, ingenuo o sarcástico, no lo sabemos, le preguntó al todavía presidente de la Generalitat: “¿Deja usted abierta la vuelta de ERC a un Gobierno de la catalán después de las elecciones autonómicas?”. A lo que el presidente catalán respondió con el socorrido “Hoy no toca”.
Algo muy cierto. De hecho, no le tocará a él. Veamos: Pasqual Maragall no va a repetir, en ningún caso, como candidato de los socialistas catalanes (PSC) a la Generalitat. El candidato, como ya insinuara Miquel Iceta, será el actual ministro de Industria del Gobierno Zapatero, secretario general del PSC y eternamente enfrentado a Maragall, José Montilla.
El calendario está clar Tras el referéndum de junio sobre el Estatut –sólo para catalanes- vendrá las elecciones anticipadas en Cataluña, a finales de septiembre o primeros de octubre. Allí se enfrentarán Montilla por el PSC y Artur Mas, por los nacionalismos moderados de CiU. Ahora bien, todo con un guión escrito, con el guión del pacto Zapatero-Mas. El pacto consiste en lo siguiente: el PSOE abandona a ERC y cambia de aliado, lo cambia por CiU que, al igual que los hombres de Carod, le apoyarán, tanto en Cataluña como en Madrid. Para ello, el PSC elegiría como candidato a Montilla, y jubilaría a Maragall. Éste asegura a sus íntimos que todavía tiene bazas que jugar y que cuenta con el apoyo de Zapatero para repetir como candidato. En breve plazo sabrá cuánto valen las promesas de Zapatero.
No sólo eso. CiU entraría en el Gobierno español, con dos o tres carteras y, desde luego, una de ellas seria la de Asuntos Exteriores, que recaería en Josep Antoni Durán i Lleida.
En Cataluña, PSOE y CiU gobernarían en coalición y sería presidente el que obtuviera más escaños (hasta ahora siempre ha sido CiU, mientras el PSC le ganaba en número de votos) en el Parlament. El otro se quedaría como Conseller en Cap.
Con ligerísimas variaciones, se está cumpliendo el guión anunciado por Hispanidad (edición del 18 de octubre) nada menos que hace 8 meses. Un Zapatero empeñado en aislar al PP y en prescindir de los montaraces independentistas de Carod, que tantos votos le estaban quitando en el resto de España, y una Mas que tenía al nacionalismo moderado de CiU en estado catatónico y que necesitaba resucitar y volver a controlar la Generalitat.
Pero aquí comienza el problema. Ni Montilla ni Mas aceptan ser segundos: sólo se conforman con la Presidencia. Si Mas no la consigue, presumiblemente no permitirá a Durán Lleida –como no se lo permitió Jordi Pujol con Aznar- entrar en el Gobierno de España. Si Mas se hace con la Presidencia de la Generalitat, Montilla pediría su reingreso en Madrid como ministro de no se sabe qué, dado que David Vegara, actual secretario de Estado de Economía, ya habría ocupado su puesto.
Este es el duelo : Mientras Montilla asegura que será presidente o no será, Zapatero ya le ha prometido ese cargo, elecciones por medio, a Artur Mas. El duelo se presume precioso.
Eso sí, Zapatero le ha prometido la Presidencia de la Generalitat a Artur Mas pero también le ha prometido a Montilla que, si pierde, siempre tendrá abiertas las puertas del Gobierno madrileño. Es una cuestión peliaguda, dado que no es tan fácil remodelar el Gobierno. Ahora bien, estamos hablando de una posible vuelta de Montilla a Madrid en febrero de 2007, así en la recta final para las próximas elecciones generales. Y, con tal de contar con CiU como aliado permanente, pacto de sangre que aislará definitivamente al Partido Popular, Zapatero está dispuesto a darle a Mas lo que le pida.
Con todo ello, se vivirá una curiosa situación: cuando se celebren las elecciones catalanas, el líder del PSOE, el Presidente Zapatero, estará deseando que los suyos, el PSC, obtenga un buen resultado… pero aún deseará más que gane CiU.
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