Inma Castilla de Cortázar es Vicepresidenta de la Fundación Papeles de Ermua y profesora de Fisiología Médica.
- Desde la entrada en vigor del alto el fuego de ETA el 24 de marzo, la quinta tregua de cierta duración, ¿qué ha cambiado en el País Vasco?
En el País Vasco y en toda España asistimos a una grave situación de confusión por la imposición de un estado de euforia generalizada. En el País Vasco, en concreto, nos están proponiendo un “supuesto proceso de paz” cuando lo que necesitamos es libertad. Observamos a una Batasuna crecida, que aún estando ilegalizada, se ha situado en el centro de la vida política. Nos presentan (incluido el Presidente del Gobierno de España) a Arnaldo Otegi y a Diez Usobiaga como “hombres de paz”. La situación es un perfecto atentado al sentido común: es de una indignidad
sin precedentes.
En el País Vasco hemos sufrido la falta de presencia del Estado de Derecho (por complejos, por ser la española una democracia joven), pero nunca habíamos asistido a que el Gobierno socialista de España considere una foto “de futuro” a los socialistas vascos con Batasuna y una foto “del pasado” a socialistas vascos (Rosa Díez) con concejales del PP (Pilar Elías), que han sido víctimas del terrorismo. Es sencillamente aberrante.
- Muchos ediles y autoridades han renunciado a su seguridad personal, ¿existe una seguridad real o todavía prevalece la desconfianza?
Todas las treguas se perciben como un alejamiento del riesgo inmediato a ser asesinado, indiscutiblemente. Quienes conocemos esta situación, y sus precedentes, sabemos que todo intento de amansar o domesticar a la fiera está abocado al fracaso. Por eso la desconfianza (la desesperanza) es enorme. ¿Es razonable que un empresario después de dos cartas de extorsión de ETA con el nombre de su mujer, su hija o su hermana “como remitente”, y sin haber recibido rectificación alguna, esté confiado?
Por otra parte, se perciben “miradas de odio”, parece que somos los culpables de poner “palos en las ruedas” al supuesto proceso de paz, cuando sólo exigimos que se cumpla la ley, porque no hay paz sin justicia y sin respeto a la verdad.
- ¿Consideran que el alto el fuego es sólo una cortina de humo?
El “alto el fuego” es una estrategia de ETA para conseguir sus objetivos. Para conseguir el mayor número de cesiones por parte del Gobierno, no en vano escogen a sus hombres “más duros” como negociadores. No estamos ante un “proceso de paz” estamos ante un proceso hacia la autodeterminación (entendida como secesión), la amnistía y el expansionismo a Navarra. Otegi lo ha explicado en Gara con absoluta claridad: es un “proceso de lucha” para él.
La situación es grave y la estrategia mediática ha sido muy hábil. Se ha creado un contexto en el que ETA puede conseguir en un corto espacio de tiempo tres nuevas cesiones de gran calado: en primer lugar, la relegalización de Batasuna, es su objetivo más claro estar en la municipales de 2007, con las implicaciones que esto tiene para el acceso a la financiación institucional (fuente clave de recursos para los radicales);en segundo lugar, el Plan Ibarretxe con un “formato” distinto similar al nuevo Estatuto catalán;y en tercer lugar, el avance en Navarra, con gobiernos (a nivel municipal, y autonómico si lo lograran) PSE, Nafarroa Bai, Aralar y EA. La responsabilidad del partido socialista es enorme: buena parte de nuestras bases son socialistas y lo perciben con vergüenza y preocupación.
- ¿Piensan que el gobierno debería negociar la paz con ETA?
El Gobierno debería arbitrar todas las medidas para derrotar a ETA sólo con la ley. Sabemos que esto es lo único que ha funcionado con eficacia. Pero el Gobierno abandonó este camino, abierto por el Pacto por las libertades y contra el terrorismo, pero debería rectificar.
Existe desde hace meses una “pseudonegociación encubierta” que se ha plasmado ya en muchas cesiones: se ha aceptado que los presos etarras vuelvan a la UPV/EHU; se estudian medidas de gracias o la aplicación del tercer grado; se plantea el modo de relegalizar Batasuna; no se impidió en su momento la candidatura del PCTV y un largo etcétera.
- ¿Qué exigen a la organización terrorista para poder negociar?
Nosotros a ETA le exigimos que desaparezca. Y a quienes han incurrido en delitos, que acaten la ley y cumplan las penas. No hay verdadera “reinserción” manteniendo la impunidad. Aparte de que sea una flagrante injusticia para las víctimas y para todos los ciudadanos de esta sociedad democrática que, de modo habitual, acatamos la ley.
Si el Gobierno quiere sinceramente “normalizar” la sociedad vasca debería arbitrar las medidas para corregir las graves alteraciones que sufre el censo vasco, como resultado de la actividad terrorista y de la asfixia nacionalista. Se estima que son de 160.000 a 200.000 los vascos los que han abandonado su tierra: son muchísimos para una comunidad de 2 millones de habitantes. Éste es el contenido de la iniciativa legislativa que el Foro Ermua presentará a los grupos parlamentarios en las próximas semanas.
- Desde la entrada en vigor del alto el fuego de ETA el 24 de marzo, la quinta tregua de cierta duración, ¿qué ha cambiado en el País Vasco?
En el País Vasco y en toda España asistimos a una grave situación de confusión por la imposición de un estado de euforia generalizada. En el País Vasco, en concreto, nos están proponiendo un “supuesto proceso de paz” cuando lo que necesitamos es libertad. Observamos a una Batasuna crecida, que aún estando ilegalizada, se ha situado en el centro de la vida política. Nos presentan (incluido el Presidente del Gobierno de España) a Arnaldo Otegi y a Diez Usobiaga como “hombres de paz”. La situación es un perfecto atentado al sentido común: es de una indignidad
sin precedentes.
En el País Vasco hemos sufrido la falta de presencia del Estado de Derecho (por complejos, por ser la española una democracia joven), pero nunca habíamos asistido a que el Gobierno socialista de España considere una foto “de futuro” a los socialistas vascos con Batasuna y una foto “del pasado” a socialistas vascos (Rosa Díez) con concejales del PP (Pilar Elías), que han sido víctimas del terrorismo. Es sencillamente aberrante.
- Muchos ediles y autoridades han renunciado a su seguridad personal, ¿existe una seguridad real o todavía prevalece la desconfianza?
Todas las treguas se perciben como un alejamiento del riesgo inmediato a ser asesinado, indiscutiblemente. Quienes conocemos esta situación, y sus precedentes, sabemos que todo intento de amansar o domesticar a la fiera está abocado al fracaso. Por eso la desconfianza (la desesperanza) es enorme. ¿Es razonable que un empresario después de dos cartas de extorsión de ETA con el nombre de su mujer, su hija o su hermana “como remitente”, y sin haber recibido rectificación alguna, esté confiado?
Por otra parte, se perciben “miradas de odio”, parece que somos los culpables de poner “palos en las ruedas” al supuesto proceso de paz, cuando sólo exigimos que se cumpla la ley, porque no hay paz sin justicia y sin respeto a la verdad.
- ¿Consideran que el alto el fuego es sólo una cortina de humo?
El “alto el fuego” es una estrategia de ETA para conseguir sus objetivos. Para conseguir el mayor número de cesiones por parte del Gobierno, no en vano escogen a sus hombres “más duros” como negociadores. No estamos ante un “proceso de paz” estamos ante un proceso hacia la autodeterminación (entendida como secesión), la amnistía y el expansionismo a Navarra. Otegi lo ha explicado en Gara con absoluta claridad: es un “proceso de lucha” para él.
La situación es grave y la estrategia mediática ha sido muy hábil. Se ha creado un contexto en el que ETA puede conseguir en un corto espacio de tiempo tres nuevas cesiones de gran calado: en primer lugar, la relegalización de Batasuna, es su objetivo más claro estar en la municipales de 2007, con las implicaciones que esto tiene para el acceso a la financiación institucional (fuente clave de recursos para los radicales);en segundo lugar, el Plan Ibarretxe con un “formato” distinto similar al nuevo Estatuto catalán;y en tercer lugar, el avance en Navarra, con gobiernos (a nivel municipal, y autonómico si lo lograran) PSE, Nafarroa Bai, Aralar y EA. La responsabilidad del partido socialista es enorme: buena parte de nuestras bases son socialistas y lo perciben con vergüenza y preocupación.
- ¿Piensan que el gobierno debería negociar la paz con ETA?
El Gobierno debería arbitrar todas las medidas para derrotar a ETA sólo con la ley. Sabemos que esto es lo único que ha funcionado con eficacia. Pero el Gobierno abandonó este camino, abierto por el Pacto por las libertades y contra el terrorismo, pero debería rectificar.
Existe desde hace meses una “pseudonegociación encubierta” que se ha plasmado ya en muchas cesiones: se ha aceptado que los presos etarras vuelvan a la UPV/EHU; se estudian medidas de gracias o la aplicación del tercer grado; se plantea el modo de relegalizar Batasuna; no se impidió en su momento la candidatura del PCTV y un largo etcétera.
- ¿Qué exigen a la organización terrorista para poder negociar?
Nosotros a ETA le exigimos que desaparezca. Y a quienes han incurrido en delitos, que acaten la ley y cumplan las penas. No hay verdadera “reinserción” manteniendo la impunidad. Aparte de que sea una flagrante injusticia para las víctimas y para todos los ciudadanos de esta sociedad democrática que, de modo habitual, acatamos la ley.
Si el Gobierno quiere sinceramente “normalizar” la sociedad vasca debería arbitrar las medidas para corregir las graves alteraciones que sufre el censo vasco, como resultado de la actividad terrorista y de la asfixia nacionalista. Se estima que son de 160.000 a 200.000 los vascos los que han abandonado su tierra: son muchísimos para una comunidad de 2 millones de habitantes. Éste es el contenido de la iniciativa legislativa que el Foro Ermua presentará a los grupos parlamentarios en las próximas semanas.
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