lunes, abril 03, 2006

Dos noticias que se complementan


Contra Ciudadanos de Catalunya

Diari de Sant Cugat, Cartas al Director, semana del 2 al 8 de abril

El pasado 11 de enero Ciudadanos de Catalunya se presentó en Sant Cugat. En aquella ocasión, la Asamblea de Jóvenes de Sant Cugat, conjuntamente con la Alternativa Estel, mostramos nuestro rechazo a unas personas que, disfrazadas de progresistas y de defensores de los derechos de los ciudadanos, quieren esconder lo que realmente son: españolistas anticatalanes. Sus argumentos los escuchamos claramente: "Arriba España cabrones"; "separatistas de mierda" y otras del mismo nivel intelectual.

El 4 de marzo, esta gente se presentaba en Barcelona, y en esta ocasión nos obsequiaron con el arsenal de mentiras a que nos tienen acostumbrados: que el castellano está perseguido en Catalunya, que en nuestro país hay una dictadura nacional socialista, etc.

Ante esta situación, y más teniendo en cuenta que en nuestro pueblo ha salido una agrupación de este partido pseudofascista, la Asamblea de Jóvenes de Sant Cugat (AJSC) queremos dejar bien claro a Ciudadanos de Catalunya que no pensamos permitir que haga ningún acto con tranquilidad en nuestro pueblo, porque nos atacan como personas y como pueblo, porque mienten deliberadamente, y porque su demogogia es un insulto a la inteligencia. Por lo tanto, a partir de ahora les recibiremos siempre como se merecen. Cada cual recoge lo que siembra.

Fuera españolistas de Sant Cugat y de los Países Catalanes.

ASAMBLEA DE JÓVENES DE SANT CUGAT
(AJSC-CAJEI)




Españolismo

Españolista es un término que para muchos habitantes de las comunidades históricas es sinónimo de fascista, intolerante y, seguramente, golpista.

Sin embargo, desde la Constitución de Cádiz de 1812 y hasta la Guerra Civil 1936-1939 el españolismo era una característica del liberalismo.

Porque defendía la igualdad entre los ciudadanos, oponiéndose a las fuerzas caciquiles, al agrarismo semifeudal y al clericalismo que crearon, amparados en el romanticismo, los nacionalismos egocéntricos.

Franco absorbió ese antiliberalismo aldeano y lo amplió a toda España, y a ese aldeanismo gigantesco le aplicó, usurpándolo, el nombre de españolismo.

Sin embargo, el españolismo no es aquella obsesión franquista por la unidad territorial, ni el patrioterismo irreflexivo, ni el españoleo castizo de sol, moscas y toros.

El españolismo cultiva y protege las lenguas históricas. Pero además es un utilitarismo consciente de que hay un idioma común que permite que 44 millones de personas se establezcan, cooperen y triunfen en el medio millón de kilómetros cuadrados que tiene la nación llamada España.

Es disponer de ese vehículo común para que todo ciudadano goce de oportunidades similares, sin aduanas ideológicas ni lingüísticas: es el verdadero progresismo, igualitario, sin barreras.

Españolismo es lo que permite hablar los idiomas autonómicos españoles, pero también vivir, estudiar o trabajar en castellano, y por igual, en Santiago, San Sebastián, Tarragona, Madrid, Sevilla, Valencia o Tenerife.

Y como con un franquismo al revés, el separatismo cultural creciente en algunas regiones, estimulado por el vacío ideológico del actual Gobierno, ha azuzado al aldeanismo de los nacionalismos más insolidarios y al nuevo progrefascismo para que denuncien como antidemocrático el españolismo.

Ponerle barreras a la españolidad, presentándola malintencionadamente como el españoleo franquista, solo pretende ocultar el egoísmo de lo mío es mío, y lo tuyo, también es mío, como ha impuesto el nuevo y exclusivista Estatut de Catalunya.

02/04/2006 - Manuel Molares do Val, Crónicas Bárbaras http://cronicasbarbaras.blogs.com

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