http://www.hispanidad.com/
Para los círculos monárquicos, la política de Zapatero lleva, por su propia lógica, al cambio de Régimen. El tono de Zapatero en Vistalegre inquieta a muchos sectores económicos. Sin embargo, los monárquicos consideran que “los de la Tercera” han enseñado la patita demasiado pronto. Insistimos: doña Sofía pasa cada vez más temporadas en Londres, que se ha convertido en su base de operaciones, y es allí donde pretende jubilarse. El Príncipe Felipe alienta a doña Letizia a convertirse en el “ama de llaves” de la Zarzuela. El escenario ideal de Zapatero para el advenimiento de la III República sería una abdicación.
Hablando del apartamento del que dispone en Londres, alguien oyó decir a doña Sofía: “Esto es para mi jubilación, que no falta mucho”. En efecto, Hispanidad insiste en que la S.M. la Reina doña Sofía vive en Londres, su refugio preferido cuando quiere alejarse de España y pasar inadvertida. Pero, si se prefiere, utiliza Londres como centro de operaciones. Hasta ahora, cuando acudía a la capital británica vivía en casa de su hermano Constantino, pero ahora cuenta con un apartamento. La causa, al decir de los círculos monárquicos, cada vez más próximos a don Juan Carlos y doña Sofía y cada vez más lejanos de sus S.A.R. Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz, es que su hijo, en lugar de invitar a su esposa a imitar a La Reina –a quien nadie ha cogido en falta tras más de 30 años en el trono- ha planteado la opción contraria. Lo que S.A.R. ha venido a decir a su progenitora es que prefiere que doña Letizia, una mujer de su tiempo, que no ha vivido encerrada en una burbuja, tome las riendas en Palacio. Este ha sido el punto de no retorno para el alejamiento de doña Sofía quien, además, ya cuenta con tres hijos casados. Eso sí, con la puntualidad y profesionalidad que les son propias, la Reina de España seguirá cumpliendo con sus obligaciones hasta que su jubilación oficial, que no oficiosa, se produzca. Pero esto poco tiene que ver con la cuestión de fondo y mucho con su espléndido sentido de la responsabilidad. Eso sí, como es su propio hijo quien alienta a doña Letizia a convertirse en la nueva ama de llaves de la Zazuela, doña Sofía considera que ha llegado el momento de emigrar.
Hay que tener en cuenta en este punto, un aspecto muy singular: en 40 años de vida en España, doña Sofía no posee ni una sola amiga en nuestro país. En su caso, no puede haberse de conversiones forzadas que le llevaran a un retraimiento natural. No, si a Victoria Eugenia de Battenberg se le forzó a la conversión al catolicismo, con una cierta humillación que ella siempre reprochó a su entorno, don Juan Borbón, muy al contrario cuidó de que su futura nuera no se sintiera incómoda. D. Juan Carlos y doña Sofía se casaron en Atenas, el 14 de mayo de 1962, por el doble rito católico (Iglesia catedral de San Dionisio) y ortodoxo (Iglesia Metropolitana de la ciudad). En otras palabras, doña Sofía se hizo católica por convicción, aunque durante la última década se haya acercado a los orientalismos y haya incidido en su vegetarianismo.
Círculos monárquicos, así como sectores de la Magistratura, en liza permanente con el Gobierno Zapatero se refieren a doña Letizia Ortiz como “ese vendaval de sabiduría” y al príncipe como “la lumbrera”, en perpetuo enfrentamiento con el Monarca, disminuido por su creciente sordera y cada día más distanciado de su seguidor. Y un apunte más sobre la crisis en Zarzuela: en los ambientes empresariales madrileños se descarta cada vez más el empeño del monarca en asegurar su posición económica para el futuro. Algunos, empresarios y monárquicos a un tiempo, llegan más lejos: si a SM Juan Carlos I no le preocupa el rumbo que ha tomado el heredero al trono y su esposo, por la sencilla razón de que es el primer convencido de que no van a reinar nunca, que se va a cumplir aquel viejo aserto de los franquistas: “Juan Carlos primero y último”.
Pero lo más grave es que al crisis familiar de los Borbones provocada por el ciclón doña Letizia –espectacular la presión del príncipe que para su esposa sea aceptada y aplaudida por las fuerzas vivas de todo el país, y aún más espectacular su obsesión por marcar diferencias de estilo con su antecesor- es que está siendo aprovechado por los partidarios de implantar en España la III República, partidarios cuyo principal representante es… José Luis Rodríguez Zapatero. Todos sus planteamientos llegan a la conclusión lógica de la III República, entendida, además, como nueva versión o remedo de la II República de 1931. Las palabras del Presidente del Gobierno en el Senado, alabando los valores sociales de la II República seguían a las pronunciadas por el periodista Pedro J. Ramírez, quien en casa de Juan Villalonga –expresidente de Telefónica- en Londres, se postuló como el nuevo Niceto Alcalá Zamora, como presidente de la III República Española. Y estamos hablando del periodista que dirige el principal periódico opositor a Zapatero y que se ha convertido en referente de la cadena COPE y de la derecha española.
Volviendo a Zapatero y a sus afanes republicanos, no es baladí que la televisión pública realizara todo un alarde en recuerdo de la II República española en el aniversario del pasado 14 de abril (septuagésimo quinto) ni que los nacionalismos, especialmente ERC, pero también PNV y CiU, no dejen de considerar la II República como un paraíso y modelo de la España plural. Para los nacionalistas, claves en la política española de hoy, la III República sería la forma de superar tanto la dinastía borbónica y la Constitución de 1978 que consagró tanto la monarquía como la unidad de España. Todo va unido.
¿Cómo quiere Zapatero que llegue esa III República? Pues muy sencill pacíficamente. La monarquía española tiene demasiados años como para ser derribada sin derramamiento de sangre. Es decir, que el escenario ideal con el que sueñan los republicanos sería una abdicación.
Pero los republicanos consideran que sin una crisis de la actual institución no se podría romper la paradoja de tantos españoles que se consideran “republicanos y juancarlistas a un tiempo”. La irrupción de doña Letizia les ha dado la oportunidad de relanzar su viejo sueño. Ya se le empieza a llamar el “espíritu de Vistalaegre”, la plaza de toros cubierta de Madrid donde el pasado domingo 23 Zapatero pronunció un mitin más como jefe de Estado que como jefe de Gobierno, con alusiones a la permanencia de su política: “Porque lo que hagamos ahora, quedará”, se supone que para siempre jamás.
Para los círculos monárquicos, la política de Zapatero lleva, por su propia lógica, al cambio de Régimen. El tono de Zapatero en Vistalegre inquieta a muchos sectores económicos. Sin embargo, los monárquicos consideran que “los de la Tercera” han enseñado la patita demasiado pronto. Insistimos: doña Sofía pasa cada vez más temporadas en Londres, que se ha convertido en su base de operaciones, y es allí donde pretende jubilarse. El Príncipe Felipe alienta a doña Letizia a convertirse en el “ama de llaves” de la Zarzuela. El escenario ideal de Zapatero para el advenimiento de la III República sería una abdicación.
Hablando del apartamento del que dispone en Londres, alguien oyó decir a doña Sofía: “Esto es para mi jubilación, que no falta mucho”. En efecto, Hispanidad insiste en que la S.M. la Reina doña Sofía vive en Londres, su refugio preferido cuando quiere alejarse de España y pasar inadvertida. Pero, si se prefiere, utiliza Londres como centro de operaciones. Hasta ahora, cuando acudía a la capital británica vivía en casa de su hermano Constantino, pero ahora cuenta con un apartamento. La causa, al decir de los círculos monárquicos, cada vez más próximos a don Juan Carlos y doña Sofía y cada vez más lejanos de sus S.A.R. Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz, es que su hijo, en lugar de invitar a su esposa a imitar a La Reina –a quien nadie ha cogido en falta tras más de 30 años en el trono- ha planteado la opción contraria. Lo que S.A.R. ha venido a decir a su progenitora es que prefiere que doña Letizia, una mujer de su tiempo, que no ha vivido encerrada en una burbuja, tome las riendas en Palacio. Este ha sido el punto de no retorno para el alejamiento de doña Sofía quien, además, ya cuenta con tres hijos casados. Eso sí, con la puntualidad y profesionalidad que les son propias, la Reina de España seguirá cumpliendo con sus obligaciones hasta que su jubilación oficial, que no oficiosa, se produzca. Pero esto poco tiene que ver con la cuestión de fondo y mucho con su espléndido sentido de la responsabilidad. Eso sí, como es su propio hijo quien alienta a doña Letizia a convertirse en la nueva ama de llaves de la Zazuela, doña Sofía considera que ha llegado el momento de emigrar.
Hay que tener en cuenta en este punto, un aspecto muy singular: en 40 años de vida en España, doña Sofía no posee ni una sola amiga en nuestro país. En su caso, no puede haberse de conversiones forzadas que le llevaran a un retraimiento natural. No, si a Victoria Eugenia de Battenberg se le forzó a la conversión al catolicismo, con una cierta humillación que ella siempre reprochó a su entorno, don Juan Borbón, muy al contrario cuidó de que su futura nuera no se sintiera incómoda. D. Juan Carlos y doña Sofía se casaron en Atenas, el 14 de mayo de 1962, por el doble rito católico (Iglesia catedral de San Dionisio) y ortodoxo (Iglesia Metropolitana de la ciudad). En otras palabras, doña Sofía se hizo católica por convicción, aunque durante la última década se haya acercado a los orientalismos y haya incidido en su vegetarianismo.
Círculos monárquicos, así como sectores de la Magistratura, en liza permanente con el Gobierno Zapatero se refieren a doña Letizia Ortiz como “ese vendaval de sabiduría” y al príncipe como “la lumbrera”, en perpetuo enfrentamiento con el Monarca, disminuido por su creciente sordera y cada día más distanciado de su seguidor. Y un apunte más sobre la crisis en Zarzuela: en los ambientes empresariales madrileños se descarta cada vez más el empeño del monarca en asegurar su posición económica para el futuro. Algunos, empresarios y monárquicos a un tiempo, llegan más lejos: si a SM Juan Carlos I no le preocupa el rumbo que ha tomado el heredero al trono y su esposo, por la sencilla razón de que es el primer convencido de que no van a reinar nunca, que se va a cumplir aquel viejo aserto de los franquistas: “Juan Carlos primero y último”.
Pero lo más grave es que al crisis familiar de los Borbones provocada por el ciclón doña Letizia –espectacular la presión del príncipe que para su esposa sea aceptada y aplaudida por las fuerzas vivas de todo el país, y aún más espectacular su obsesión por marcar diferencias de estilo con su antecesor- es que está siendo aprovechado por los partidarios de implantar en España la III República, partidarios cuyo principal representante es… José Luis Rodríguez Zapatero. Todos sus planteamientos llegan a la conclusión lógica de la III República, entendida, además, como nueva versión o remedo de la II República de 1931. Las palabras del Presidente del Gobierno en el Senado, alabando los valores sociales de la II República seguían a las pronunciadas por el periodista Pedro J. Ramírez, quien en casa de Juan Villalonga –expresidente de Telefónica- en Londres, se postuló como el nuevo Niceto Alcalá Zamora, como presidente de la III República Española. Y estamos hablando del periodista que dirige el principal periódico opositor a Zapatero y que se ha convertido en referente de la cadena COPE y de la derecha española.
Volviendo a Zapatero y a sus afanes republicanos, no es baladí que la televisión pública realizara todo un alarde en recuerdo de la II República española en el aniversario del pasado 14 de abril (septuagésimo quinto) ni que los nacionalismos, especialmente ERC, pero también PNV y CiU, no dejen de considerar la II República como un paraíso y modelo de la España plural. Para los nacionalistas, claves en la política española de hoy, la III República sería la forma de superar tanto la dinastía borbónica y la Constitución de 1978 que consagró tanto la monarquía como la unidad de España. Todo va unido.
¿Cómo quiere Zapatero que llegue esa III República? Pues muy sencill pacíficamente. La monarquía española tiene demasiados años como para ser derribada sin derramamiento de sangre. Es decir, que el escenario ideal con el que sueñan los republicanos sería una abdicación.
Pero los republicanos consideran que sin una crisis de la actual institución no se podría romper la paradoja de tantos españoles que se consideran “republicanos y juancarlistas a un tiempo”. La irrupción de doña Letizia les ha dado la oportunidad de relanzar su viejo sueño. Ya se le empieza a llamar el “espíritu de Vistalaegre”, la plaza de toros cubierta de Madrid donde el pasado domingo 23 Zapatero pronunció un mitin más como jefe de Estado que como jefe de Gobierno, con alusiones a la permanencia de su política: “Porque lo que hagamos ahora, quedará”, se supone que para siempre jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario