jueves, diciembre 21, 2006

Progresismo es prohibición




Que lo de "ordeno y mando" es algo que siempre les ha gustado mucho a los socialistas de todos los partidos que en el mundo han sido y son, eso ya de sobra lo sabíamos. Con todo y con eso, no deja de asombrar la orgía prohibicionista que parece haberse desatado de un tiempo a esta parte por los pagos de Zetapé.

Ya no es solo la ministra Salgado la que se recrea, día sí, día también, en amargarnos a todos la fiesta: que aquí no se fuma, que te estás poniendo como un cerdo, que no le des vino, que mira que te estoy viendo... Ahora son todo el Gobierno y la plana mayor progre-sociata los que comparten este prurito de intervencionismo dirigista de los usos y costumbres, tanto que hasta el simple hecho de poner un belén en tu casa ha pasado a convertirse en un acto de desafío al orden establecido, porque en cualquier momento puede llegar un agente con una orden judicial de Garzón para expropiártelo y dárselo a Trujillo, que está obsesionada con que los "okupas" se apoderen hasta de las cabañas de los pastores.

No sabemos si es también con ánimo de poner aún más espacio público a disposición de estos simpáticos apóstoles de la vida alternativa, pero a los del PSOE no les hace ninguna gracia que la gente salga a la calle a protestar por nada, no siendo que lo hagan en fila india detrás de los Bardem y Echanove. Así que Blanquito y López Garrido ya se han puesto manos a la obra con una campaña para la limitación del derecho de manifestación. De momento han empezado por los poliomelíticos, aunque es probable que luego sigan con otros colectivos tan potencialmente peligrosos como el de los parapléjicos y los invidentes. Por algo ha dicho Zetapé que "la atención a la discapacidad mide la altura moral de una sociedad". Ya sabemos cuál la del Partido Socialista.

Claro está que es el mismísimo Zetapé quien comanda este incesante homenaje a la memoria de Torquemada. Esta semana se dio un garbeo por Nueva York, por supuesto no para entrevistarse con nadie de la administración norteamericana, sino para volver a hacer el solemne a cuenta de su desopilante alianza de civilizaciones en compañía de representantes de las grandes potencias mundiales, como el embajador de Venezuela, quien, desde la gran altura filosófica del pensamiento bolivariano, elogió la iniciativa de nuestro José Luis entendiendo que con ella lo que se pretende es que España retroceda hasta la época anterior a 1492. Eso sí que es memoria histórica y lo demás son tonterías. Por eso Zapatero, que participa de la misma onda intelectual, tras restringir la enseñanza de religión (católica, faltaría más) en las escuelas, ahora va a dirigir su artillería contra la asignatura de Historia y que nadie se lleve la manos a la cabeza el día, no muy lejano, en que sea sustituida por el estudio monográfico de las obras y andanzas de su yayo.

Y es que para un buen progre que se precie nada hay más merecedor de la prohibición que las tradiciones. Estar todo el santo día de brazos cruzados frente al problema el agua debe de ser tan aburrido, que Ahora Cristina Narbona quiere emprenderla contra la fiesta taurina. Dice la ministra que su objetivo es hacer una reforma gradual para "evitar, al menos, ese sangriento final del toro". Ya se especula con la posibilidad de vestir a Solbes de alguacilillo y hacerle leer sus discursos presupuestarios por las plazas para que de ese modo los astados no mueran por el acero, sino de un fulminante aburrimiento.

Como en el PSOE nunca hay miseria, más bien todo lo contrario, esta cruzada prohibicionista no se para en nuestras fronteras, sino que alcanza una dimensión transatlántica gracias a Maleni Álvarez -la ministra con tantos méritos para ser declarada zona catastrófica-, quien ahora ha decidido castigar a los inmigrantes que tenían previsto utilizar Air Madrid para que no pasen la Navidad con sus familias sino en los siempre acogedores recintos de los aeropuertos. Aunque sea con chapuza y a destiempo, Maleni también prohíbe, claro que sí.

Corre ya el rumor de que este Gobierno al final también va a decidirse a prohibir las Navidades y que Cándido, el fiscal más leal, ya ha empezado a mover sus hilos para poner en prisión sin fianza a Papa Noel y a los Reyes Magos. Antes de que tal cosa ocurra, nosotros nos despediremos deseándoles a todos unas felices fiestas (de Navidad, con perdón) y un venturoso año.

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