Pleno del Congreso de los Diputados
19 de diciembre de 2006
Proposición no de Ley del Grupo Popular en relación con la exigencia de constituir una mesa multilateral de agentes políticos, sociales, económicos y sindicales de la Comunidad Autónoma Vasca, de la Comunidad Foral de Navarra y del País Vasco-francés para acordar un nuevo marco político y territorial en el que quedaría integrada Navarra.
INTERVENCION DEL JAIME IGNACIO DEL BURGO
Sr. Presidente
Señorías
En la primavera de 2005 el Congreso adoptó dos resoluciones de gran trascendencia en relación con el terrorismo que pueden resumirse en una sola frase: “Nunca la democracia española pagará precio político por la paz”.
Desde entonces –y sobre todo desde la declaración de alto el fuego de ETA- hemos tratado inútilmente que el Gobierno responda a algunas preguntas inquietantes que han alarmado a un gran sector de la opinión pública navarra y española.
En varias ocasiones pregunté al Gobierno si se proponía hacer una declaración política de reconocimiento de la existencia de Euskal Herria como nación, tal y como le exigen ETA y Batasuna, y si iba a aceptar la propuesta de Anoeta y, por tanto, la creación de una mesa de negociación política con inclusión de representantes navarros. No obtuve respuesta.
Hace unos días interpelé en esta Cámara al ministro del Interior y volví a repetir las mismas preguntas. El Sr. Pérez Rubalcaba se limitó a decir que Navarra será lo que los navarros quieran que sea, que es tanto como no decir nada. Me sorprendió, gratamente, eso sí, el alto grado de conocimiento que demostró poseer el ministro Pérez Rubalcaba sobre nuestra foralidad histórica y su profundo respeto hacia nuestro estatus de integración paccionada en el Estado español. Pero en esta ocasión tampoco hubo respuesta a las preguntas esenciales de mi interpelación.
Nuestra inquietud no la generan sólo los silencios de tan cualificados miembros del Gobierno ni la aminoran las tranquilizadoras declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno rechazando que Navarra esté en el llamado proceso de paz. Nuestra preocupación es consecuencia directa de la declaración que el pasado 29 de junio hizo en el zaguán del Congreso de los Diputados, incumpliendo su compromiso de presentarse ante el pleno de esta Cámara para debatir y votar su propuesta de negociación con ETA.
Porque el presidente, después de certificar que ETA había cesado “prácticamente” en su actividad delictiva, autorizó la puesta en marcha del procedimiento de pacificación y normalización en los términos exigidos por Batasuna en la propuesta de Anoeta, es decir, mediante la creación de una doble mesa de negociación. El presidente anunció su propósito de abrir conversaciones bilaterales con ETA para poner fin al conflicto armado. Y aceptó, asimismo, que en paralelo se negociara un nuevo marco político para Euzkadi en una mesa multilateral de diálogo integrada por los agentes políticos, sociales, económicos y sindicales del País Vasco, todo ello con la finalidad de refundar la convivencia en Euzkadi. El presidente pulverizó así otra de sus grandes promesas: “primero la paz, luego la política”. Por otra parte, el Sr. Rodríguez Zapatero o no sabe lo que ocurre en el País Vasco o es un ingenuo si cree posible refundar la convivencia con quienes se alimentan del odio a todo lo español y se sienten con derecho a quitar la vida a cuantos consideren enemigos del pueblo vasco.
Es el presidente del Gobierno quien ha generado nuestra intranquilidad al anunciar que el diálogo político deberá hacerse –la cita es literal- “sin prejuicios y sin clichés que en muchos momentos se han podido mantener y defender, en una tarea de entendimiento, de cesión, lógicamente, de acuerdo”. El presidente pronunció la palabra cesión y lo hizo desde esta misma tribuna. ¿Qué es lo que está dispuesto a ceder?
Pues bien, a pesar de la opacidad del presidente del Gobierno –él la llama discreción-, la locuacidad de Batasuna ha puesto de manifiesto que las cosas no van bien y que el mal llamado proceso de paz se encuentra en vía muerta. Al parecer el Gobierno no puede, no quiere o no sabe cómo atender las exigencias previas de los terroristas como son el desarme de nuestro Estado de Derecho, la legalización de Batasuna y el fin de la dispersión de los asesinos de la banda a quienes consideran “prisioneros políticos”.
También sabemos que Navarra constituye el mayor obstáculo pues si no está presente en la futura mesa de negociaciones políticas el proceso es “inviable”. La semana pasada, Batasuna afirmó una vez más que “sin Navarra no hay acuerdo y el proceso es impensable”, aunque “algunos pretendan ocultar esta realidad a la ciudadanía por razones que ellos deberán explicar”. Los batasunos llegaban aún más lejos. El rechazo en el Congreso de esta proposición “sería una magnífica ocasión” para “dar pasos hacia la solución del conflicto”.
El Gobierno reitera que nunca pagará precio político por la paz y que todo se hará respetando la legalidad. Pero los hechos parecen ir en dirección contraria. ¿Acaso no se ha pagado por el Gobierno una parte del precio político al extender el certificado de defunción del Estatuto vasco? ¿Acaso no es pagar precio político asumir la propuesta de Anoeta y, con ello, la existencia de un conflicto político entre España y el País Vasco? ¿Acaso no se ha pagado precio político al consentir la creación de una mesa extraparlamentaria con los apoderados de ETA para negociar un nuevo marco político para el País Vasco? Pues bien, pagar precio político a los terroristas es inmoral, atenta contra la esencia de la democracia y legitima el terrorismo. Lo peor de todo es que estos gestos de debilidad y claudicación se producen en un momento en que ETA sabe muy bien que después del 11-S y también del 11-M volver a matar sería como cavar definitivamente su propia fosa.
Batasuna, -esa gigantesca máquina de delinquir que no sólo se ha reorganizado sino que actúa con total impunidad a pesar de su disolución sin que el Gobierno haga nada para hacer cumplir la ley-, proclama una y otra vez que Navarra ha estado y estará en el proceso y que sin Navarra no hay acuerdo posible. Afirman los filoterroristas que el actual estatus de Navarra fue impuesto durante la transición por los poderes fácticos -la Corona y el ejército-, para consumar la partición de Euskal Herria y aplastar la voluntad del pueblo vasco. No cabe mayor despropósito. Olvidan que la Constitución española fue refrendada en Navarra por amplísima mayoría y que el Amejoramiento del Fuero de 1982 fue fruto de un pacto con el Estado refrendado por las instituciones forales y las Cortes Generales. Navarra no es Euzkadi porque los navarros, libre y democráticamente, hemos querido permanecer fieles a nuestra tradición foral y a nuestra vocación española. La gran mayoría de nuestro pueblo no está dispuesta a renunciar a nuestra personalidad histórica para integrarnos en una nación virtual, Euskal Herria, que jamás ha existido y que los terroristas pretenden constituir a sangre y fuego contra la voluntad de los ciudadanos de los territorios llamados a constituirla.
Ante esta situación el Partido Popular y Unión del Pueblo Navarro exigimos claridad. Y no se diga que no hace falta repetir lo obvio. El Congreso tiene hoy la oportunidad de decir a los terroristas que la democracia española no está dispuesta a pagar el precio político que han puesto a la paz y menos a utilizar como Navarra como moneda de cambio.
Esta es la razón de ser de esta proposición.
En primer lugar, instamos al Gobierno para que admita que no está legitimado para formular ninguna declaración política que reconozca la existencia de una nación denominada Euskal Herria, integrada por siete territorios, entre ellos Navarra, aunque con tal declaración los terroristas dieran por resuelto el conflicto político secular que, según ellos enfrenta al pueblo vasco con España. La rendición de los demócratas no es el mejor camino para la paz.
En segundo término, proponemos que el Congreso inste al Gobierno para que rechace la constitución de una mesa extraparlamentaria, con o sin la presencia de representantes navarros, para acordar un nuevo marco o estatus político conjunto para la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra.
Que no se engañe el presidente. La mesa de diálogo multilateral se presentará ante la opinión mundial como la asamblea fundante de esa nación euskalherríaca que únicamente existe en la conciencia homicida de sus mentores. Sólo el Parlamento de Navarra representa al pueblo navarro. Sólo el Parlamento vasco representa al pueblo vasco. Nadie tiene legitimación para proponer y acordar ninguna modificación de nuestro régimen jurídico-político al margen de nuestro Parlamento y de las normas establecidas en el Amejoramiento del Fuero. Los Parlamentos –también estas Cortes- son las únicas mesas de diálogo porque en ellas –y en ningún otro sitio- reside la soberanía popular.
Los terroristas, que no aceptan las reglas del juego democrático, que violan derechos tan elementales, como el derecho a la vida y la libertad, han despreciado siempre la voluntad del pueblo navarro y quieren saltar por encima de ella. Proclamemos, pues, alto y claro que no habrá negociación política alguna ni con ETA ni con sus apoderados pues ello sería una subversión del orden constitucional y democrático.
Pretendemos, en tercer lugar, el rechazo a toda propuesta encaminada a dar satisfacción a la llamada “internacionalización del conflicto”. Los terroristas de ETA son los únicos españoles que tratan de imponer mediante el terror lo que no son capaces de obtener a través de las urnas. Aquí no hay ninguna nación oprimida por los Estados español y francés. Los únicos opresores son los que asesinan, extorsionan y amedrentan a una sociedad que quiere vivir en paz y en libertad. Los únicos oprimidos somos quienes arriesgamos nuestra vida e integridad física por sentirnos navarros y españoles.
El cuarto punto de la proposición sale al paso de la posibilidad de que para satisfacer las exigencias de los terroristas y en el marco del mal llamado proceso de paz, se utilicen los instrumentos de cooperación entre comunidades para constituir un Órgano Común de cooperación universal con el País Vasco que tenga facultades decisorias y funciones de representación como fórmula transitoria o de síntesis para preparar el terreno a la anexión de Navarra. Voluntad de cooperación no nos falta, pero siempre que sea en plano de igualdad y con pleno respeto a nuestra identidad y a nuestro derecho al autogobierno como Comunidad Foral libre y diferenciada.
Por último, instamos al Gobierno para que ponga todos los mecanismos del Estado de Derecho a disposición de la Justicia para evitar la presencia en las próximas elecciones de cualquier candidatura de la autodenominada “izquierda abertzale” que no haya condenado previamente el terrorismo. En la democracia no hay lugar para quienes apoyan el terror o se sustentan en él para imponer sus convicciones.
Termino con un llamamiento a los diputados del Partido Socialista Obrero Español y de un modo especial a los diputados del Partido Socialista de Navarra. Ninguno de los pronunciamientos anteriores difiere de lo que han defendido los socialistas navarros desde que se sumaron al gran consenso para el Amejoramiento del Fuero. Con ellos hemos protagonizado la defensa de la libertad colectiva de nuestro pueblo. Nuestra proposición no se dirige en modo alguno contra el Gobierno. Todo lo contrario. Sólo reclamamos claridad, congruencia y firmeza. Hasta ahora hemos combatido juntos contra el terror. Estamos de acuerdo con el presidente del Gobierno cuando dijo que si estamos unidos somos más fuertes. Por eso, les emplazamos a votar a favor de esta proposición para que los terroristas pierdan toda esperanza de doblegar a nuestro pueblo. Es el momento de decirles que nunca cederemos al chantaje del terror. En cualquier caso, cualquiera que sea el resultado de la votación, sepan todos que Navarra no se rinde y que nosotros, con el respaldo de la mayoría de nuestro pueblo y el aliento del conjunto del pueblo español, dedicaremos nuestro tiempo y actuaremos con temple y tenacidad en defensa del derecho a vivir como ciudadanos libres en una sociedad libre. Lo haremos por fidelidad a nuestras convicciones democráticas, por amor a Navarra y a su Fuero, y por lealtad a nuestra patria común, que no es otra que la España de la libertad, de la concordia y del progreso.
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