sábado, agosto 12, 2006

El círculo cuadrado


Aleix Vidal-Quadras     
La Razón 11/8/2006     

En el mundo delicuescente y banal de ZP no rige el constitucionalismo liberal ni el método racional. En las ensoñaciones bobaliconas del presidente del Gobierno, impregnadas de infantilismo caprichoso, basta formular un deseo o tener una visión onírica para que la realidad o la ley puedan ser ignoradas. A mí lo que empieza a parecerme asombroso no es tanto la debilidad errática de la psique zapateril como el hecho de que la gente que le rodea en el Ejecutivo y en su propio gabinete le sigan en sus delirios tontiblandos. Es obvio que nuestro sistema partitocrático no nos protege frente a la posibilidad, remota quizá, pero hoy trágicamente consumada, de que llegue a La Moncloa un personaje que normalmente ninguna comunidad de propietarios hubiera elegido como responsable de la gestión de su inmueble. España ha podido sobrevivir a lo largo de su azarosa historia pese a ser regida en ocasiones por incapaces, por sinvergüenzas, por idiotas, por malvados o por degenerados. Pero lo que no estaba previsto es que a los españoles nos gobernara un chiste.

Y formulo estas duras aunque justificadas reflexiones a raíz de la manifestación convocada por Batasuna para este fin de semana y que Baltasar Garzón parece decidido a abortar en cumplimiento estricto de la normativa vigente. Este episodio, uno más de los muchos incidentes bochornosos que vienen jalonando el absurdo proceso de paz puesto en marcha por Zapatero, demuestra algo que cualquier observador mínimamente lúcido sabía desde que el actual líder socialista forzó en el Congreso la penosa resolución sobre el diálogo con ETA: la absoluta imposibilidad de acabar con la banda terrorista sin atropellar el Estado de Derecho y sin triturar la Constitución. Lo que Zapatero pretende es la cuadratura del círculo porque Batasuna y ETA ya han dejado meridianamente claro que el crimen organizado no cesará sus actividades sangrientas si no son satisfechas sus exigencias de siempre, que, como es notorio, son imposibles de cumplir sin liquidar nuestra democracia y poner a los pies de los matarifes la dignidad de la Nación para que se limpien a gusto en ella el barro ensangrentado de las botas.

Por tanto, seguiremos en esta danza macabra de desafíos y machadas por parte de ETA, de huídas hacia adelante del Gobierno y de actuaciones rigurosas del poder judicial hasta que el invento le estalle entre las manos a su frívolo promotor. Lo malo es que en el camino habrá quedado el pacto de la transición y con él los fundamentos de nuestra convivencia. Pero así lo hace todo el iluminado que juega a Presidente del Gobierno, con la misma superficialidad y voluntarismo ignorante enfoca la lucha contra el islamismo radical, los fuegos de Galicia, las oleadas de cayucos o las huelgas salvajes. Vivimos tiempos que requieren en el timón del Estado un cirujano de hierro y tenemos un muñeco de plastilina.


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