EL MUNDO
MADRID.- A continuación, reproducimos el texto leído por el presidente del PP, Mariano Rajoy, en la presentación de la polémica biografía de Esperanza Aguirre, 'La presidenta', escrita por Virginia Drake, y que ha sido publicado hoy en EL MUNDO.
"Hace algunos años, descubrí algo que me produjo una cierta perplejidad. Me di cuenta de que no conocía a nadie que fuera menos inteligente que yo. Este hallazgo tuvo lugar coincidiendo con los primeros meses de mi vida en Madrid, adonde yo había llegado desde un pequeño lugar en el lejano noroeste español.
Lo malo es que desde entonces no he cambiado de opinión. Y como necesitaba seguir vivo ustedes me entienden, uno quiere seguir por aquí al menos de momento, no me quedó otra que inventarme algo para suplir tan descomunal carencia. Bien es verdad que, dado el punto de partida del que les acabo de hablar, es decir, mi lugar en el escalafón de los niveles de inteligencia, no era fácil que de mi reflexión saliera algo bueno ni al uso.
Lo que se me ocurrió al final fue que mientras estuviera ocupado en asuntos políticos las cuestiones del resto de mi vida es evidente que no le importan a casi nadie, había que intentar, que otra cosa es conseguirlo, lo siguiente.
Defender el interés general. Es decir, el del común de los españoles. Es una buena referencia para tomar decisiones cuando hay que hacerlo y tienes dudas.
Defender el interés de mi partido, dado que si estoy en él y no en otro es porque pienso, acertado o no, que es el más útil para ese supremo objetivo del que antes les hablaba y al que llamaba interés general.
Distinguir entre personas. Esto no es baladí. Hay que convivir con quien corresponda, pero no olvidar que cada cual es cada cual, que de todo hay en la viña del Señor.
Decir la verdad, o al menos no decir lo que no es verdad.
Por último, prestar atención a lo que importa y desdeñar lo que es banal o accesorio. Lo más difícil de todo, porque los españoles tenemos una cierta tendencia a la distracción, como podemos comprobar casi todos los días.
Éstos son los principios en los que intento inspirarme cuando tengo dudas sobre lo que debo hacer, como por ejemplo ocurre en el día de hoy. Como saben, perdón por la obviedad, hoy presentamos un libro. Una biografía. Las biografías, se supone, sirven a un objetivo principal: que quien quiera pueda conocer o saber más de una determinada personalidad. En este caso hablamos de Esperanza Aguirre.
Conozco a Esperanza Aguirre desde hace muchos años. No necesito, por más que de todo y de todos se pueda aprender en esta vida, leer un libro para decir lo más importante que tengo que decir hoy. Esperanza es uno de los activos más importantes que tiene en la actualidad nuestra vida política. Y no andamos sobrados, precisamente, en la política española.
Entra en la categoría de los hechos objetivos, que no de los juicios de valor, la afirmación de que su dedicación a la política no responde a ningún interés personal, sino al intento de que las cosas vayan mejor para sus compatriotas, lo que naturalmente es compatible con la legítima ambición política. Queridos amigos, en la política busquen siempre a los que no tienen intereses personales, es la mejor forma de no equivocarse.
Ella es capaz, dedica su vida a la política, lo hace por vocación y lo hace bien. Y es persona, para mí eso cuenta. A otros eso les importa un comino. Y no es perfecta. Al igual que ustedes tampoco lo son, aunque alguno pueda pensar lo contrario. ¿O sí? De esa condición sólo conozco la excepción que confirma la regla general. De ésos no hay más que uno por generación. En la nuestra, el señor Rodríguez Zapatero. ¡Qué le vamos a hacer!
Esto es lo importante, lo que yo quería decir hoy. Ya he resumido el contenido del libro. Pero hay más. Por eso les digo que lo lean. Se lo digo con la autoridad que me da el hecho de que en él no se habla bien de mí... Tampoco mal, no sean ustedes mal pensados... Yo no soy el objeto del libro ni nadie pensó en mí al hacerlo.
Insisto, léanlo. Por si les puede servir, atiéndanme antes a mí, que puedo aportar unas modestas claves para entenderlo mejor. Además, así, cuando lo lean, también se acordarán de mí, que, sinceramente, estoy mejor que nunca.
Nuevos interrogantes
Este libro me ha suscitado muchas dudas, abierto muchos interrogantes, reafirmado algunas convicciones, generado unas cuantas ilusiones, dado muchas seguridades futuras y, desde luego, les aseguro que ha roto, por un momento, la rutina en que a veces se desarrollaba la vida partidaria.
Ahí van algunas impresiones sobre el mismo y sus circunstancias. Les adelanto que no descarto publicar un libro sobre todo ello. ¡Qué extraña es la condición humana! Fue conocerse parte del contenido y producirse un sinfín de reacciones de lo más contradictorias. A favor, en contra, entusiasmo en una y otra dirección, editoriales en los periódicos, comentarios en las cafeterías, «qué pensará Gallardón», llamadas malévolas, interpretaciones atravesadas... Hasta la oposición creyó haber encontrado después de tres años de intenso trabajo de búsqueda, un programa para las elecciones...
Yo estaba entonces en mi despacho del Congreso de los Diputados. Confieso que me dominó la perplejidad. Salí por la puerta, algo aturullado, y casi me rompo la nariz. Choqué con el Conde de Romanones, lo tengo enfrente, pegado a una pared y colgado del techo, como a otros presidentes que lo fueron del Congreso, y les juro que me acordé de aquello de 'joder, qué tropa'. Y me asaltó una duda, ¿se puede hacer algo para evitarlo? Y de repente pensé: hay que volver a lo importante, y lo importante es lo que antes dije de Esperanza Aguirre.
No lo olviden, queridos amigos, sobrevuelen, elévense; serán más felices y más eficaces. Y si alguna vez no lo hacen, actúen como yo, expliquen que es algo muy humano. Por ejemplo, don Perico Ponga, en la página 66 del libro que nos ocupa, dice lo siguiente: 'Cuando vi en televisión el accidente que tuvo el año pasado en un helicóptero, pensé ¡qué suerte ha tenido Mariano Rajoy!, se ha salvado porque iba acompañado de Esperanza. Ella no se podía matar en un accidente tan tonto'. Oiga, don Perico el alcalde de Móstoles, el cámara de Antena 3 Televisión y los pilotos..., que se defiendan ellos, pero, ¿y yo qué?, que también soy de Dios.
Cuando lean el libro acuérdense de la Providencia. No es justo que le eche una mano al señor Rodríguez Zapatero. Cuando ya todos, incluidos los encuestados del CIS, empezaban a darse cuenta de que el Rey iba desnudo es evidente que no me refiero a Su Majestad, y de que para gobernar se precisa de una cierta vestimenta y algo de equipaje, recibe una, a mi entender, injusta ayuda editorial de la Providencia que, desde entonces, queda en deuda conmigo, que además soy creyente, no como el señor Rodríguez Zapatero, que sólo cree en él y en el excelentísimo señor don José Blanco.
Hay otra idea que refleja muy bien esta biografía. Este asunto me llamó especialmente la atención, porque explica de una manera ciertamente original, eso sí, lo que es un partido político. El Partido Popular tiene más de 700.000 militantes. Es un reflejo de lo que puede ser la sociedad española. Estamos unidos en lo esencial. En cierta manera, somos como la redacción de un periódico. Hay una línea editorial, pero luego se puede discrepar. Lo que ocurre en cualquier organización humana. Somos como los demás. Seres humanos, mejorables, con algunos pecadillos, unos más que otros. Y como somos como todos, necesariamente ganaremos las elecciones.
Queridos amigos, hay en este libro una última enseñanza. Como presidente del Partido Popular, estoy orgulloso de poder decirles que en Madrid disponemos de al menos dos ases en la manga. Esperanza Aguirre, y un extraordinario alcalde, que se llama Alberto Ruiz-Gallardón, quien, como ella, cuenta con nuestro cariño, nuestro respeto y nuestro afecto, y también, como ella, con el de la mayoría de los madrileños. Lo verán ustedes a finales del próximo mes de mayo.
Mientras tanto, disfruten con la lectura de este extraordinario libro, háganlo rápido, no vaya a ser que entre tanto a doña Imelda y a doña Virginia se les ocurra obsequiarnos con un volumen aún más apasionante: Las desventuras y tribulaciones de don ZP a la búsqueda de un Sebastián.
Ven cómo soy hombre afortunado. Ven cómo se pueden suplir las carencias de las que hablaba al principio.
Y termino ya, manifestando mi admiración y mi respeto a Esperanza Aguirre, que, como tantas veces en su vida política, ha demostrado capacidad de reacción y cintura para superar a los maledicentes. Con un recuerdo muy cariñoso y sentido para Javier Arenas, que jamás ocultó nada a nadie, como algunos, sin duda equivocados y, por supuesto, sin mala intención, pudieron pensar y dijeron tras la publicación de este libro.
Y con una petición a todos ustedes, les animo a incorporarse a un partido político, en el que pueden convivir tan apaciblemente personas tan cualificadas como las citadas, o como yo mismo".
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